Vhirendärsil

-No te preocupes. El consejo me importa...nada. Ve a hacer lo que debas con tu maestro y olvida esto.

- De acuerdo. Nos veremos luego. Que vaya bien.

Lo besé con suavidad y luego solté su mano con reticencia, alejándome hacia el claro del norte. Era la hora de preguntar qué pasaba allí. Era el momento de regresar a la realidad.

Me fui lentamente hacia el claro de entrenamiento

Cuando llegué al claro, Nerhïndwen estaba sentado en medio, con los ojos cerrados. Esperé en silencio, sin perturbar la quietud del ambiente. Poco a poco, el anciano abrió los ojos y escrutó mi expresión.

- Has conocido a Khorëllya.

No era una pregunta.

- ¿Sabes quién es?

Suspiró.

- Demasiado bien lo sé. Siéntate. Supongo que tendrás muchas preguntas. Intentaré contestar a lo que pueda.

Hyouma ya me esperaba.
-Preparate. Comienza el entrenamiento intensivo, no comerás, no dormirás...no te marcharás de aquí. Dominarás tus ojos y copiaras todos mis hechizos...o al menos, muchos ¿Entendido?
-¿No podre marcharme a descansar?
-No habrá descanso hasta que acabemos.

El elfo me contó la historia de Khorëllya. Era su hija, la única que había tenido. Hacía milenios, se había internado en el bosque y, al ver que no volvía, fue en su búsqueda. Pasaron semanas hasta que la encontraron, atrapada entre las raíces del Gran Árbol. Pero para entonces, la elfa ya no era la misma. Había absorbido todo lo que pudiera proporcionarle el Árbol: información acerca del pasado, del presente y el futuro. Consiguieron devolverla a su hogar, pero no volvió a ser como antes. Visitó al árbol cada día, hasta que al comenzar la primera de los demonios por el dominio del mundo, el árbol comenzó a marchitarse. Y ella intercambió su energía para mantenerlo vivo, ligándose a él por completo. Para entonces, muchos habían sido los que habían contemplado el árbol y habían compartido sus conocimientos. La mayoría estaban locos o muertos. Así pues, los elfos decidieron ocultar aquella parte del bosque a ojos extraños y empezaron a pensar en alguna manera de dar solución a la guerra. El resultado fue el nacimiento de los Ocultistas.

- Y el resto ya lo sabes. Ahora cuéntame qué es lo que te dijo.

Copié el hechizo de aire a la perfección.
-¿No se supone que mi elemento es la tierra?
-Así es, pero has de dominarlos todos. Tu elemento es aquel que no te supone gasto de energía, por que la absorves de tu elemental. Tu energía está para gastarla en los demás elementos.

- Mmm... ¿has pensado en qué puede significar?

- Más bien he intentado no pensar en ello en todo el día.

- Bueno. Yo tampoco sé en este momento qué puede querer decir. Medita sobre ello, yo también lo haré. Ahora es mejor que nos concentremos en el entrenamiento. Voy a enseñarte a ocultar tu energía y seguiremos profundizando en su conocimiento, ¿de acuerdo?

- De acuerdo.

Tenía que poner toda mi atención para fijarme en cada fluctuacion de la energía. La tenía que copiar a la perfección para que el hechizo fuese correcto. Y además tenía que memorizarlo todo. Apenas llevabamos tres horas, y ya estaba agotado

El hechizo era sencillo, pero necesitaba concentración.

- Bien, ahora quiero que hagas lo mismo, pero con aquel árbol de allá.

Señaló uno enorme que ocultaba el cielo. Aquello era más complicado, pues su energía era muy superior a la mía, y eso que la mía había aumentado considerablemente en los últimos días.

Al rato, no había avanzado demasiado.

- Sigo percibiéndolo - dijo el elfo.

Pero seguía sin avanzar más.

- Hasta que no lo consigas no pararemos, así que empléate a fondo.

-Hyouma...paremos...por favor.
-¡No! No puedo creer que ya estes cansado. Eres un Ocultista...no eres un unico ser. No te puedes cansar.

Poco a poco, fui extendiendo mi conciencia hacia el árbol, ya que al parecer desde lejos no podía hacerlo. Después, intenté volver a hacerlo de nuevo.

Me resultaba bastante complicado. Porque tendía a absorber la energía del árbol, en vez de ocultarla. Finalmente, pareció funcionar. Estuve bastante rato manteniéndola. Hasta que sentí un golpe en el brazo, perdí la concentración y abrí los ojos. Me encontré echada en el suelo, aunque no sabía cómo había llegado hasta allí.

- ¿Qué ha pasado?

- Has conseguido hacer que no pudiera percibir la energía del árbol.

- Entonces, ¿qué hago aquí?

- Necesitas una concentración total para hacerlo. Te he golpeado y ni siquiera has podido evitarlo.

- Pero si no uno mi conciencia a la suya...

- Lo sé. Pero imagina que tienes que ocultar a alguno de tus amigos durante la batalla. No puedes quedar desprotegida. ¿Qué harías? Responde cuando lo hayas pensado bien.

ME sumí en el silencio. ¿Qué haría?

-¿Y como extraigo la energía de Saabath?
-Pídesela
-¿Pedirsela?
-Si. Es tu compañero. Te la dará.
-La verdad es que tiene sentido...es tan obvio.
-Basta de charla, no me engañarás para descansar..ponte en guardia que seguimos

- No lo sé - admití al cabo de un rato.

- No te rindas tan fácilmente. Seguro que sabes la respuesta.

Permanecí unos minutos más en silencio, pero no se me ocurría nada coherente. Negué con la cabeza.

- ¿Qué es más sencillo, ocultar tu energía o la de algo ajeno a ti?

- La mía.

- Bien...

Se suponía que debía seguir su razonamiento, pero no sabía como.

- Pues como no mezcle mi energía con la suya o algo parecido...

- Por ahí van los tiros. Si envuelves con tu energía ese cuerpo que quieres ocultar, y luego ocultas tu energía, el cuerpo también quedará oculto.

- ¿Pero cómo envuelvo con mi energía un cuerpo?

- Eso es lo que te voy a enseñar ahora. Por eso quiero que a partir de hoy intentes aumentar el nivel de energía más rápidamente. ¿Te das cuenta lo importante que es que tengas la máxima energía posible?

- Sí - asentí. Ya me había dado cuenta. Pero cada vez empezaba a ser más consciente de ello.

La cantidad que poseia Saabath era impresionante. Yo ya lo sabía, pero de eso a darse cuenta, había un mundo. Saabath parecío divertirse durante el proceso de transfusión. Al parecer le hacía gracia que nunca se lo hubiese pedido, cuando la mayoría de los Ocultistas lo hacían.

- Hace un par de días que no siento necesidad de dormir ni de comer.

- Bien, esperaba cuándo me lo dirías. Lo de dormir supongo que sabrás que es algo común entre los Ocultistas. Y en cuanto a la comida... aunque no te apetezca, tu cuerpo no puede subsistir sólo de la energía del medio. También necesita nutrientes. Así que intenta comer aunque no tengas hambre.

- De acuerdo.

- Bien, ahora veamos lo bien que extraes la energía de ti...

Todo resultaba más sencillo con una fuente de energía tan descomunal. Conseguí aguantar el ritmo de Hyouma

Aquello me resultaba tan sencillo como captarla. Era como una extensión de mí misma.

- Muy bien. Ahora vuelve a intentarlo con el árbol.

Manipulé mi energía hasta integrarla alrededor del árbol. Tenía que ser la suficiente para envolverlo por completo, pero no demasiada, pues entonces yo misma me quedaría sin energía.

Nerhïndwen sonrió cuando el árbol desapareció a su percepción.

- Bien, intentémoslo ahora con más cosas.

Empecé a perseguirle por el bosque, usando los hechizos que habia copiado, para demostrar que los había memorizado bien. Hyouma huia de mi, mientras yo lo intentaba interceptar.

- Bien. De momento bien. Ahora date cuenta de que cuando estés en una batalla no vas a estar solamente haciendo eso. También tendrás que hacer todo lo que has aprendido estos días. Así que tu nivel de energía no puede disminuir. Intenta ocultar el mayor número de cosas posibles manteniendo el nivel de energía, vamos.

Hice lo que me pedía, hasta que llegué a ocultar al menos tres árboles, pero cuando llegaba al cuarto algo fallaba: o bien dejaba de ocultar alguno, o el nivel de energía subía.

- Vamos, concéntrate. Captar energía tiene que ser para ti tan pasivo como respirar.

-Vamos, Beleren, eres muy lento-hizo un quiebro en el aire y esquivó la bola de fuego.
-Tu eres demasiado rápido...eres demasiado bueno.
-Bobadas...estoy muy oxidado, en este islote no hay acción.
-¿No? Pues para estar oxidado, lo haces muy bien
-Supongo que hay cosas que no se olvidan

Cuando Nerhïndwen me dio descanso por fin, estaba agotada mentalmente, aunque no tanto físicamente.

- Vale, creo que es mejor que vayas a descansar. Así no vamos a llegar a ningún sitio.

No quise contradecirlo. Ambos sabíamos que sería una pérdida de tiempo. En la última media hora apenas conseguía concentrarme.

- Está bien. ¿Cuándo vuelvo?

- El amanecer será en cuatro horas. Creo que será suficiente. Yo estaré aquí. Lucharás con Jein como hasta ahora, pero además intentarás ocultar un árbol, ¿de acuerdo?

- Sí.

- Bien, entonces ya puedes marcharte.

- Gracias.

Con paso lento me fui al cuarto.

-Oye, Vedrick ¿Que te parece aprender algo del entrenamiento de las féminas?
-¿Puedo?
-Claro...vayamos allí. Sólo tienes que mirar...ya sabes.

Cuando llegué, Vedrick no estaba. Supuse que seguiría con el entrenamiento. Lástima, me hubiera gustado pasar la noche con él. De todas maneras, estaba cansada. Me desnudé y me arrebujé entre las sábanas, quedandome dormida casi al instante.

Llegamos al lugar donde estaba el Anciano. Hyouma habló con el un rato. Después se acerco a mi.
-Nos deja presenciar su entrenamiento.