Camino al norte de Rinnmain

Cuando ya parecía que no había peligro, una flecha fue a clavarse unos metros por delante de nosotros.

Una voz grave surgió de la espesura.

- Oléis a muerto. Pero no estáis muertos. De momento - una risa sarcástica rebotó entre los árboles. La voz tronaba desde todas partes y no podía acertar de donde provenía -. Eso significa que habéis visto muertos. ¿Acaso no sabéis leer? ¿O tenemos que ser más sutiles?

Otra flecha se clavó aún más cerca.

No intercambiamos una palabra. Khandar y yo rodeamos a Dalayn.
-La tierra no puede ser poseida por los mortales. La madre Naturaleza nos la cede, nuestra obligacion es cuidarla, no poseerla-mire al bosque.

- Eso cuéntaselo al que no hayan echado de sus tierras. Ahora este bosque es nuestro. Y no vamos a permitir que nos lo arrebaten.

- ¿Y esa gente? - apostillé yo -. ¿Os la iba a quitar? No tenían pinta de eso...

- Ellos estaban permanentemente aquí. Los invitamos a irse... pero ya veis que no aceptaron de buena gana, así que les ayudamos un poco.

Otra risa inundó el claro.

-A nosotros dejadnos en paz. Arreglad vuestros problemas con los culpables. Por vuestro bien, dejadnos ir

- Jajajajajaja.

Esta vez las risas vinieron de todas partes, con diferentes timbres.

- Por nuestro bien, dice. ¿Nos estás retando, Ocultista? No te conviene. No sois muy numerosos que digamos...

Sonrei.
-No importa cuantos seais. Os podeis encontrar en apuros. Esto es inutil. No queremos hacer nada, solo pasar.

- Sigues retándome, Ocultista, y eso te va a acarrear ciertas consecuencias...

- Déjalos pasar, Féirin...

- Sí, total... ya ves cómo les damos esquinazo a los otros, estos no merecen la pena...

- Además, si nos los cargamos luego vendrán más, y no vamos a arriesgarnos...

- ¡Callaos de una vez!

El silencio duró durante un par de minutos, y después la misma voz autoritaria volvió a dirigirse hacia nosotros.

- Está bien. Largáos. Pero la chica se queda. Es la consecuencia de retarme, Ocultista. Te parecerá un precio justo por vuestras vidas.

- Si pensáis que me voy a dejar, vais listos - le grité al claro, incapaz de dirigirme hacia una dirección concreta.

- Jajajaja- se rió una voz distinta -. Y tiene genio y todo. Esto va a ser divertido...

- Ya lo habéis oído. Dejádnos a la chica y ninguna de vuestras vidas correrá peligro.

-Y una mierda. Si quereis a alguien, me cojeis a mi. La chica se va.

- Que te lo crees tú - le solté a Vedrick -. Si quieren a alguien, tendrá que ser por la fuerza.

Sonrei.
-Esta dicho.

Saqué las espadas, al tiempo que adquiría posición de ataque.

- Vosotros lo habéis querido.

Una bandada de flechas cayó sobre nosotros y una horda de elfos se abalanzó sobre nosotros, mientras yo desviaba los misiles con la mano.

-Ridiculo
Un torbellino de aire desvio la mayoria de las flechas. Y un muro de tierra hizo estrellarse a la marabunta elfa

- ¿Olvidas que tenían magos? - le dije.

Como si me hubieran escuchado, el muro reventó por uno de sus lados y los elfos entraron a raudales. Eran al menos 20, aunque parecían muchos más. Crucé el filo con el primero a los pocos segundos, y después se unió uno más.

Pero yo había pasado dos meses entrenando con Ocultistas de élite, aunque sólo fuera a través de un gólem. Aunque sólo hubieran sido 3 días. Y ninguno tardó demasiado en caer.

-¿Quereis magos?-en mi mano resplandecio la lanza de Jace. Nunca la habia usado, pero me dejo atonito. Era al menos el doble de grande de lo normal. Y su forma era muy curiosa

http://www.meganime.org/evangelion/v5/lanza.jpg

La lance en la direccion de la que habia surgido la magia. No se que pasaria.
Me dedique a eliminar elfo a mano....y con algo de magia

La telequinesia ayudaba, sí, pero cuando venían de todos lados era inevitable que te se te rasgaran las ropas y empezaran a salir algunas heridas sangrantes. Pero no eran graves, y apenas las notaba, así que seguí combatiendo, deseando al mismo tiempo poder enviarlos a todos contra los árboles y estrellarles los sesos.

Oí ruidos a mi espalda y me giré para ver que llegaban también los otros Ocultistas. Los elfos veían reducido su número y aumentado el de sus atacantes, así que muchos optaron por huir, pero otros siguieron combatiendo. Mi distracción me costó una herida en la parte trasera del muslo. Y una estocada en el corazón del que lo había hecho.

PD: anda, vente al msn ^^

Eliminamos a los ultimos.
-Esperadme aqui, que voy a por mi arma.

Off: Si me voy a ir a la cama prontico....ya sabes, madrugo y eso

OFF: ¿Y qué? Cinco minutos... si yo tb me voy enseguida

Le clavé la espada al último y miré a mi alrededor en busca de Vedrick. Al girarme, sentí una fuerte punzada de dolor en el hombro izquierdo, e instintivamente me llevé la mano al aro, dirigiéndolo en la dirección de la que procedía el disparo. El filo atravesó piel, carne y hueso, y la cabeza de un elfo rodó por la hierba ensangrentada. Con la telequinesia hice regresar al arma, y sólo entonces miré hacia mi hombro, con las mandíbulas prietas de dolor. Una flecha sobresalía por detrás.

Segui por la trayectoria que debia de haber seguido la lanza. Mi sorpresa fue mayuscula cuando vi a 6 elfos empalados en un arbol. La lanza los habia atravesado a todos. El ultimo, un mago, habia intentado defenderse con un hechizo, pero por alguna razon no habia funcionado

Khandar se acercó a mí.

- ¿Estás bien?

- ¿Y Vedrick?

- volverá enseguida. Déjame que te mire lo de la flecha.

- Quítamela, por favor. Yo no llego.

Me colge la pluma al cuello y regrese con el resto

Apreté la mandíbula al sentir el estirón, reprimiendo un grito de dolor. La flecha se había clavado hondo y me había desgarrado todo el músculo, seguro. Genial. A saber cuándo podría utilizarlo bien de nuevo.

- Anda, toma - Khandar me tendió un trozo de tela -. Póntelo para cortar la hemorragia. Cuando tengamos más tiempo me encargaré de sanarla.

Los otros Ocultistas nos miraron.

- ¡Os dijimos que no os metiérais! ¿En qué estábais pensando? Os podrían haber matado.

- Creo que somos tan capaces como vosotros de cargarse a un puñado de elfos - terció Khandar.

- Bah, paparruchas. Mirad como han dejado a la chica... ¿es tu confidente?

- No, mía no - se encogió de hombros -. Pero me parece que tampoco lucha tan mal.

Puse los ojos en blanco. Por supuesto que no. Había nacido con una espada en la mano, según mi madre.

- No es que luche bien o mal... Bah, dejadlo. Sois un atajo de locos. Os dije que tuviérais cuidado. ¿Ves lo que pasa, Claus? Si hubiera cogido una chica como confidente los elfos se nos hubieran echado encima y yo hubiera tenido que estar encima de ella. Por eso te cogí a ti. Hay tipos que prefieren el pragmatismo al placer, ya ves.

Apreté los dientes para no saltar sobre aquel bruto y darle una bofetada. El que parecía ser Claus me miraba bajo la capucha. No se la había quitado para luchar. Pero, al parecer, era tan humano como yo. Y me observaba atentamente. Le sostuve la mirada y la conversación entre Khandar y el otro Ocultista se perdió, mientras su otro acompañante iba de cuerpo en cuerpo cogiendo cosas de valor.

OFF: ¿Has visto las fotos que ha puesto Dany abajo? Ya verás qué guays...
Por cierto, tu carta no me ha llegado, ¿cuándo la echaste?

Off: La heche el lunes. Ahora miro las fotos

ON: Llege a la altura del grupo.

Alli andaban discutiendo
-¿Pero que pasa?

OFF: Como se haya perdido la carta quemo correos

Le contesté en voz baja, todavía con el trozo de tela sobre la herida, apartando los ojos de Claus.

- Khandar está discutiendo con ese lechuzo sobre si hicimos bien en atacar o no, mientras el lechuzo en cuestión me achaca la culpa a mí. Y luego ese tipo no me quita la vista de encima. Creo que es el confidente del lechuzo.

No solía insultar a la gente, pero me había sacado de mis casillas. Y lechuzo era un mote tan bueno como cualquier otro.

-Ya veo.....-alce la voz-nosotros no hemos atacado. Nos hemos defendido. Una emboscada. Si hicieseis bien vuestro trabajo esto estaria limpio. Mirad a ver de quien es la culpa

- Será mejor que cierres el pico si no sabes nada. Nuestra misión consistía en algo más que matar a esos condenados.

- Mmm... no está. Ha tenido que huir - dijo el otro Ocultista, que todavía no había abierto el pico.

- Menos mal. VEnga, pongámonos a trabajar. Y vosotros, largas de aquí - añadió, señalándonos -. Y si os encontráis con ellos, procurad no matarlos antes de que lleguemos nosotros.

Se marcharon sin decir nada más. Yo me dirigí hacia Minäresse a coger algunas vendas, pero sentí algo en la espalda. Me di la vuelta y comprobé que Claus me miraba antes de desaparecer entre los árboles.