Zorehn'tragh (Sede ocultista de Sodden)

Supuse que aquello era una sonrisa. Pero yo no tenía ánimos para sonreir... estaba muy nerviosa. Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano mientras le estrechaba la otra a Sabaath.

- Encantada... - no sabía qué más decir. No podía pensar en nada -. Dile a Vedrick que me voy, y que siento mucho todo esto - me quité el colgante y se lo dejé en su palma. Giré la cabeza para que no me viera llorar y caminé deprisa por el pasillo, lejos de allí.

Un muro aparecio frente a ella, evitando que avanzase.
-Te aconsejo que te pongas el colgante-se lo lance-de aqui no se va nadie sin mi permiso y tu no lo tienes.

Golpeé el muro con rabia. Pero no contesté. Sabía que sería inútil. Entré de nuevo en la habitación sin mediar palabra y di un portazo para cerrarla. Tiré mis cosas hacia el otro extremo de la habitación, incluidas las armas y la capa, todo menos el colgante. Lo apreté en mi palma y me dejé caer en una esquina, sentándome en el frío suelo y apoyando mi espalda contra la pared. Apoyé la cabeza sobre el armario mientras me clavaba el colgante hasta dejar marcas en mi mano, de la fuerza que hacía. Todo era culpa mía. Sólo culpa mía.

Ahora se enfadaba.....estos humanos. Retire el muro que contenia a los elementales y me lance a por ellos. Eran unos novatos, ademas de ser de bajo rango. No tenian la mas minima oportunidad.


La sangre habia salpicado todo el pasillo. Tres cadaveres humanos yacian. Los espiritus habrian voldado. NO deje a Vedrick que tomase el control y entre en la habitacion. Selle la puerta para que nadie inerrumpiese.
-Relajate humana, todo paso ya.

- Estoy relajada - dije en un susurro, aunque se veía claramente que no era cierto. Había rodeados mis rodillas con los brazos y seguía apretando el colgante con fuerza. Miré a Sabaath -. Ahora deja que me vaya. Por favor.

Me quite la capa. Me estire y mis huesos crujieron.
-¿Para que quieres irte mortal?

- Para evitar otra masacre como la que supongo que ha habido ahí fuera. Ya se ha derramado mucha sangre. No es necesario que se derrame más. Y menos por mí. Si me voy, Vedrick y tú estaréis como antes de que yo apareciera. Estaréis mejor. Además, si os ocurriera algo, no podría perdonármelo. Ahora sólo han sido tres, pero ¿y si vienen más? No pienso arriesgarme. Sabes que lo mejor es que me aleje - terminé, todavía sentada en el suelo, apretando con fuerza el colgante. No quería irme. Quería quedarme allí, con Vedrick. Pero aquello era algo tan egoísta que me hacía rabiar. No podía quedarme y, sin embargo, hubiera dado cualquier cosa por hacerlo.

Me agache. No solia hacer estas cosas. Pero sabia lo que pasaria si se iba, a Vedrick no le gustaria.
Puse las palmas de mi mano mirando al suelo. Una preciosa rosa empezo a crecer entre los azulejos, a velocidad increible.
-Tu eres como esta rosa. Bella y deliciosa. Pero tambien peligrosa, pues tus espinas son punzantes, por eso eres capaz de defenderte de tus enemigos-no aparte mis manos de las cercanias de la flor-en estos momentos estas en un terreno inhospito, como es este suelo, tan poco adecuado para sobrevivir. Vedrick y yo somos las manos que te protegemos ahora, si tu te vas de nuestro lado-aparte las manos y la rosa se marchito al instante-caeras. No puedes seguir viviendo en tale situacion. Pero mas aun, ¿Que pasara con las manos que te cuidaban? Ahoran estan desocupadas y sin ninguna funcion. Destinadas a caer en el olvido-la mire, me levante y lance una sonrisa, macabra, como siempre-ninguno quiere separarse del otro, por que no nos conviene

- Claro que os conviene, yo... - iba a decir algo más, pero en ese momento tocaron a la puerta.

- ¡Vedrick! ¿Qué coño ha pasado aquí? ¡Abre la puta puerta! ¡Espero que tengas una buena explicación de por qué el suelo está lleno de sangre y hay tres ocultistas muertos! ¡Vas a meterte en muchos problemas! ¡Vedrick!

Me levanté y miré a Sabaath.

- ¿Ves lo que te decía? ¿ves por qué tengo que irme?

Pasé por delante de él, me quité las botas y me acosté en la cama. Sabía que no dejaría que me fuera. Me abracé y me quedé mirando la oscuridad, sin emitir ningún sonido.

Rompi el sello de la puerta y abri.
-Vedrick no esta ahora-el ocultista de fuera se asusto un poco-..oh, eres tu Jeras. Perdona el desorden del pasillo. Les dije que pararan, pero ya sabes como son los jovenes....no escuchan.
-No me jodas Sabaath...hacia 5 dias que habian venido de Wyndia. Como se enteren...
-SI, como se enteren de que estan metidos de politica hasta el culo, y que intentan dañar a mi confidente se van a llevar un disgusto....anda, limpialo todo. Ya ire luego a hablar con el Grande...adios-le deje con la palabra en la boca. Cerre la puerta.
-¿Por donde ibamos señorita??

Me giré para mirarlo. Suspiré.

- Si me voy, me iré lejos. No me encontrarán. Se olvidarán de mí. Y cuando pase todo, quizá... podamos vernos de nuevo. Pero ahora las cosas están demasiado calientes. ¡Mira lo que ha sucedido ahí fuera! ¡Todo por mi culpa! ¿No entiendes que si os llega a pasar algo no podría perdonármelo? Por favor, entiéndeme. ¿Qué gana Vedrick si me quedo? ¿Qué ganáis los dos?

-Yo no gano nada. Tanto si te vas como si te quedas. Pero Vedrick te ha cojido cariño....no te dejara marchar, y se te vas, el te seguira. Tenlo presente.

Lo tenía presente. Recordé lo que había ocurrido con la rosa. Recordé sus besos... Sí, sin ninguna duda me seguiría, y eso era todavía más peligroso. Y aun así, quedarme me parecía muy egoísta de mi parte. Y, sin embargo, si me iba también sería una actitud egoísta. No sabía qué hacer. Eligiera lo que eligiera estaría mal de alguna manera. "A veces no hay elecciones buenas ni malas. Sólo unas menos dolorosas que las demás" me dijo mi madre una vez. Eso sí lo sabía. Sabía qué era lo menos doloroso. Para mí... y quizá para Vedrick también.

Miré a Sabaath. Había respetado el silencio que se había establecido entre nosotros. Callé un rato más. No sabía cómo decirlo, no encontraba las palabras. Cerré los ojos hasta que el corazón volvió a latirme a un ritmo normal y mi respiración se hizo más pausada. Ya no tenía los puños apretados y el pequeño collar colgaba de mi mano. Abrí los ojos de nuevo. Los suyos no eran los de Vedrick, pero, de alguna manera, sabía que podía verme a través de ellos. Tomé aire.

- Está bien - tragué saliva -. Me quedaré.

-Buena eleccion. Entoces mi trabajo aqui ha concluido.
Los tatuajes se replegaron.

Cai al suelo mareado. Respiraba con dificultad.

- Vedrick.

Dejé el colgante en la cama y salí a su encuentro. Lo sujeté entre mis brazos y le acaricié el rostro con suavidad.

- ¿Cómo estás?

-Algo cansado....pero no te preocupes. Es normal-le señale la mesa-traeme un frasco de liquido negruzco que hay en la bolsa de cuero, por favor

Primero lo acomodé en una de las camas, con un poco de telequinesia, y luego le tendí lo que me había pedido.

- Eres un cabezota. Y Sabaath el doble que tú. Tendríais que haberme hecho caso.

Le heche una mirada asesina y bebi el contenido del frasco.
-Yo no obedezco a nadie. Hago lo que creo correcto, y no me arrepiento de nada de lo que he hecho hasta ahora.

- Bien, entonces ya somos dos - le espeté, enfadada.

Su mirada me había dolido. Me metí de nuevo en mi cama y le di la espalda, mirando sin ver la oscuridad. Me tapé con la sábana y busqué el colgante. Empecé a darle vueltas entre los dedos para no dormirme. Aquella noche no podía cerrar los ojos. Sabía que tendría pesadillas.

Me apoye contra la pared tambaleante. Me sente y cerre los ojos.
-Perdon-y cai dormido

Definitivamente, no podía enfadarme con él. Me di la vuelta, pero ya estaba durmiendo. Me acerqué a él, intentando no hacer ruido, y lo tapé con las sábanas y me acurruqué a su lado, mirándolo, velando su sueño.

EL descanso me vino muy bien. Despues de una suplantacion siempre me quedaba destrozado. Abri los ojos. Alguien me habia tapado con unas sabanas, puede que la misma persona que estaba a mi lado. Sonrei para mi, y me quede quieto, para no despertar a Dalayn

Había dado pequeñas cabezadas durante aquellas horas, pero el movimiento continuo del colgante me había ayudado a mantenerme despierta. Aunque con los ojos cerrados, había estado recordando tiempos pasados, imaginando el futuro, pensando y amueblando mis ideas. Pero no me había dormido y, aunque en el fondo estaba cansada, no me apetecía lo más mínimo. Al menos por ahora.

Abrí los ojos, como lo había estado haciendo periódicamente durante ese tiempo para observar a Vedrick, y me encontré con sus ojos, mirándome. No pude por más que sonreirle. Levanté la cabeza y le di un suave beso en la comisura de los labios.

- ¿Has dormido bien?

-Si, cuando uno esta cansado siempre duerme bien-le sonrei y me levante-ahora me tendras que disulpar, tengo muchos asuntos q resolver....por lo de ayer y eso....por favor-le hice un gesto de ruego-no salgas de aqui-me marche.

Podría haberme dejado que fuera con él. Yo también estaba en el tajo. De hecho, era la responsable de todo aquello. Pero bueno, ya había salido por la puerta. Me di la vuelta y me quedé mirando al techo. Si por lo menos hubiera una ventana... Pero lo que tenía muy claro era que no pensaba salir de allí. Una de las visiones que había intentado alejar de mi mente era el pasillo lleno de sangre. Y mi casa. Y el pasillo de nuevo. No era cuestión de ver cómo había quedado. Me puse las manos bajo la nuca y empecé a imaginarme que había estrellas. Siempre me había gustado el cielo de noche, y de pequeña jugaba con mis hermanas a adivinar las formas que formaban las estrellas. Aproveché el tiempo para ponerme el colgante de nuevo, y luego volví a mirar al techo, esperando a Vedrick.