Camino de la posada, entre Sodden y el Castillo de la Aurora

caminemos durante todo el dia, parando solo para comer, ibamos a paso regular, y de vez en cuando parabamos para ver si nos seguian, cuando ya rayaba la noche lleguemos a la posada, fuimos todo el viaje hablando de vanalidades, cosas sin importancia, dejemos los caballos fuera y entremos en la posada

Ya habia amanecido y lleguemos a lo alto de una colina desde la que se veia sodden:
- no nos quedaremos mucho tiempo, no quiero que sumlaris se impaciente con el tema, y tu tendras otras cosas de que ocuparte aparte de dejar que te de el follon

-Claro, por supuesto que tengo más cosas que hacer que dejar que me des el follón- suspiré- bien, sigamos, con suerte estaremos allí al anochecer.

-Si, yo creo que si lleguemos, por suerte tenemos caballo muy veloces, solo hay que llevar cuidado con la gente que frecuenta este camino, por lo demas no debeos tener problemas
Despues de decir esto continuemos mientras yo tarareaba una cancion que sabia desde pequeño, pero que no sabia ni recordaba quien me la habia enseñado

Estuvimos cabalgando todo el día, casi sin hablar nada, hasta que cerca del anochecer, nos encontramos ante la ciudad de Sodden.

Sodden se había convertido en el primer punto a defender. Rodeada por la selva de Perelín, era un punto fácil para las dríades. Al grueso del ejército todavía le quedaba un día más de marcha, y yo ya llevaba una semana allí. Una auténtica masacre.

No quedaban Ocultistas en Sodden, pero todos sus habitantes habían sido arrasados. Mi misión había sido reunirlos y organizarlos para que pudiéramos empezar a recuperar terreno sin necesidad de esperar a los soldados de Sáyarot y con las menos bajas posibles. Por supuesto, nadie se fiaba de mí, y yo estaba poniendo en peligro mi nuevo asentamiento y a Welmevir. Pero, ¿a quién le interesaba ese magucho de pacotilla? Su elemental era casi una nulidad, no me hacía falta. Y mientras yo fuera útil, Torre Oscura no haría nada para detenerme.

En apenas cinco días habíamos localizado a decenas de magos dríades y los habíamos eliminado. Por supuesto, los poderes que había adquirido del cuerpo de la humana eran magníficos, y aquellos cinco días me habían servido para conocerlos a fondo, no sólo practicando, sino a través de los recuerdos de la muchacha.

Había sido difícil someter su voluntad, pero la chica tenía una herida muy grande. Sólo había sido cuestión de encontrarla y tirar de ella hasta imponerse finalmente. Como le había dicho, no le quedaba nada.

Nos desplazabamos rápido. El bosque era terreno de driades, pero tambien era terreno de multiples escondites. No nos hacían falta muchos esfuerzos para pasar desapercibidos. Tras unas horas de reconocimiento, llegamos a lo que parecía un asentamiento Ocultista. Con cuidado, lo intentamos rodear

- Dalayn, tenemos un aviso en el noroeste - me comunicó un Ocultista. Seguía utilizando el nombre de la humana, era menos rimbombante.

- Vamos allá.

- Dalayn, creo que esto podría ser una trampa - me aconsejó.

- Yo me encargaré de verlo, Taern, no te preocupes. ¿Has mandado el mensaje que te dije?

- Sí.

- Pues manda otro. Se están retrasando demasiado.

- Como quieras...

- ¿Por qué me miras así, Taern? - él no respondió de inmediato -. Te he hecho una pregunta.

- Pensé que seguirías luchando por la causa, y no que traicionarías a Vedrick.

- Vedrick es historia. Y yo no puedo quedarme anclada en el pasado. Estoy luchando por la causa, Taern. Sólo recuerda de qué lado debes estar.

Un grupo de Ocultistas ya había salido hacia el lugar del aviso, y yo lideré el último grupo. Apenas hacía falta luchar. Absorbí la mayor parte de la energía de las dríades, se la transferí a los Ocultistas y ellos acabaron con el grupo en menos de media hora. Esa rebelión caería en pocos días.

Los Ocultistas estaban masacrando a las driades.
-Debemos hacer algo. Este combate no es justo-miré a los Ocultistas. Descubrí a Taern-a ese dejadle vivo. No quiero ni un solo rasguño en él. Vamos

Nos lanzamos a por los Ocultistas. En principio solo pensabamos en salvar a la gente atrapada en medio del conflicto. Pero los Ocultistas estaban destrozando a una de las razas mas antiguas. No se podía permitir eso. Esperamos a que la batalla hubiese acabado y les emboscamos.
No utilizamos magia, nuestras Longuirus, muchisimo mas poderosas que las normales, destrozaban protecciones mágicas, carne y hueso.

Alguien nos estaba atacando por detrás. Y no eran dríades. Sonreí para mí misma.

- ¡Tú, Jehanor! ¿Cuántos son?

- ¡No lo sé, Dalayn! ¡Pero ya han caído al menos una docena de los nuestros!

Maldije en voz baja. Entré en trance y los localicé a los tres. Me dirigí hacia uno. Luchaba contra un Ocultista de poca monta. No tardaría en caer. Con una mirada, lo lancé hacia atrás, y varios de los nuestros se le echaron encima. Ahora a buscar otro.

Algo me empujó hacia atrás. Un montón de Ocultistas se me hecharon encima. Intentaron perforarme con sus armas, pero interpuse mi brazo izquierdo, y las mortales lanzas no consiguieron atravear el cuerocorteza. Puse la mano en el suelo.
-Dotón: Yuminuma-el suelo se empezo a abladar a una velocidad luminosa, y todos nos hundimos en el barro movedizo. A los dos minutos, yo surgí de la tierra. Los otros no. Miré furioso a mi alrededor buscando al causante del empuje. Vi a una figura, paseando tranquilamente por el bosque. Notaba su aire de superioridad. No había duda. Quería empuje. Lo iba a tener.
-Dotón: Doryuu Taiga-el siguiente paso que dio mi victima generó un rio de lodo que la arrastró contra un tronco, y lo sepulto en el barro, que se endurecío al instante.

Mmm... un elemental de tierra. Absorbí la energía que había bajo la tierra y con un rayo hice estallar todo cuanto había a mi alrededor. Un gran cráter se originó en el suelo, del que salí sin apenas un rasguño. Un árbol cayó junto a mí, pero lo detuve antes de que llegara al suelo y lo lancé contra los atacantes.

Volví a ponerme en trance y localicé a Ryan. Estaban cerca, muy cerca.
"Los Caminantes nos atacan. Dile a Borkmel que mande a los mejores Ocultistas y un buen destacamento de soldados. ¡Rápido!"

-Aquí hay un hueso duro de roer...-sonreí-Khandar, bloqueale mentalmente.
Khandar salió de las sombras.
-Diras que LA bloquee. Es Dalayn, Vedrick, y ya lo he intentado. Pero hay una presencia dentro de ella. No soy capaz
-¡¿Dalayn?!

Aquello empezaba a ser un desastre. Lo peor llegó cuando llegaron las dríades. Seguramente, habría corrido la voz del ataque, y ahora nos atacaban por dos frentes. Si no fuera porque los Ocultistas eran un completo desastre frente a los Caminantes...

- Tú, tú, y tú, venid conmigo - señalé a tres, que me siguieron inmediatamente detrás de un gran árbol -. Serán dos minutos. Vuestras vidas están en juego, no falléis.

Me puse en trance de nuevo y volví a localizar a Ryan.

"Dile a Borkmel que os preparéis"
"¿Qué vas a hacer?"
"No preguntes, y hazlo"
A los pocos segundos, recibí contestación.
"Ya está"
Localicé a una facción del ejército, concentrándome sobre todo en los Ocultistas que había entre ellos. Escogí a los que me parecieron mejores. Visualicé en mi mente el lugar donde nos encontrábamos, luego a la gente. De pronto, sentí un bajón de energía, y luego el suelo bajo mis manos. Abrí los ojos.

- ¿Qué ha pasado? - dijeron a la vez los tres Ocultistas encargados de protegerme.

- Id a luchar - les ordené. Todavía con las manos en el suelo, localicé la energía de las dríades y, a través de la tierra, la absorbí. Un gran grupo murió al instante, pero yo estaba completamente recuperada. Salí de nuevo a campo abierto. Me encontré con Ryan.

- No nos dijistes que los Caminantes estaban aquí.

- Ni falta que hacía. Los estaban aniquilando.

- Deberían avisar a Torre Oscura.

- Torre Oscura ya lo sabrá. Son todos un atajo de sinvergüenzas. ¿Qué haces que no estás luchando?

- Quería ver cómo estabas.

- Estoy perfectamente, estúpido. No necesito tu preocupación.

Lo dejé atrás y fui a buscar otro Caminante. Localicé al que deduje que era Kibashi. Mucha magia, poco físico; al menos eso venía de los recuerdos de Dalayn. Con una mirada, su pierna cedió y cayó al suelo.

Un grito nos llegó.
-Kibashi la tiene.
-Vamos deprisa.


Kibashi se agarró la pierna.
-Te tengo payasa-todas las sombras de los arboles se unieron con la de Dalayn. Ahora estaba inmovilizada. Gracias a la red telepática que Khandar había tendido, no pasaba nada sin que ninguno de nosotros lo supiesemos-sabía que serías un problema. Se lo dije a Vedrick, pero el no me escuchó. De hecho, continuas con vida, gracias a el-se giró y encaró a Dalayn-¿Que te han hecho? Noto un gran poder dentro de ti-su mirada se volvió siniestra. Sacó lu Longuirus en forma de guadaña. Negra como la noche.

No podía moverme. No importaba. Como si necesitara la tierra firme para luchar. Desenvainé mi Longuirus. Me trasladé al plano onírico y aparecí varios metros más atrás. Las sombras habían dejado de mantenerme inmóvil.

- Qué listo eres.

Lo atraje hacia mí y nuestras Longuirus chocaron con un fulgor cegador.

-Parece que disfrutas....pero ahora eres monstruosa-giró la guadaña por encima de la cabeza para alejar a Dalayn-usas la absorción de energía para alimentarte. Eres un ser abyecto-sonrió-pero eso me da la posibilidad de serlo yo también-clavó la guadaña en el suelo. Juntó las manos.
-Kage Nui-su sombra se despegó del suelo y tomó forma de decenas de puas que se lanzaron sobre Dalayn

De mi mano surgió un rayo que iluminó la noche, y las púas se perdieron entre el resplandor de luz.

- Puedes llamarme como quieras. Ya dejarás de hablar.

Otro rayo de luz se dirigió hacia él y lo envolvió.

-Con hechizos no me derrotarás jamás-una esfera de oscuridad engulló la luz, que se apagó para siempre-será mejor que intentes el cuerpo a cuerpo de nuevo...jejejeje. ¿A si que tu lideras a estos principiantes? Hayssa y sus clones ya se habrán encargado de ellos, pronto Khandar y Vedrick vendrán. Te vas a cagar. Puede que no te pueda matar, pero te haré sufrir-se tocó la pierna-vaya que si te haré sufrir

Sentí algo que se removía dentro de mí cuando escuché el nombre de Vedrick. Traté de ignorarlo. No era el momento de una revolución.

- Permíteme que lo dude.

Hice una nueva traslación y ataqué a Kibashi con la Longuirus por la espalda.

La longuirus atravesó a Kibashi con facilidad.
Dalayn empezó a sangrar en el mismo punto que Kibashi
-Supongo que eso te duele...te has acercado demasiado. La sombra de tu arma une mi sombra con la tuya. O te curas pronto, o morirás desangrada. Respecto a mi...-Kibashi no sangraba, pero su sombra tenía un agujero en el pecho. Kibashi se volteó y le dio un bofetón a Dalayn-¿Que te crees que eres? Puede que hayas ganado poder, confianza y autoestima...pero te falta experiencia. Un ataque por la espalda...dios, apesta. Es muy predecible. Tus teleportaciones...patéticas. Apestas Dalayn, apestas a novicia.

Alcé la mano y lo empujé hacia atrás, elevándolo por los aires, y lo dejé allí, mientras su energía pasaba a mí y sentía regenerarse la herida, y el aire se escapaba de sus pulmones mientras su garganta se cerraba.

Kibashi se retorció. Pero no se pudo librar de su abrazo. La energía le abandonaba.
Khandar y yo entramos en escena. Pasé mi brazo derecho por el cuello de Dalayn, y con mi brazo izquierdo le retorcí en la espalda su brazo izquierdo. Kibashi cayó al suelo. Khandar le ayudó.
Hablé a Dalayn al oido.
-Para ya. No queremos hacerte daño.

Pudiera haber impedido que me cogiera, pero algo se tambaleaba dentro de mí.

"Vedrick..."
"Vedrick está muerto"
"No... es su voz, su olor..."
"Estás soñando, Dalayn. Ya deliras"

- ¿Y se supone que debo creérmelo?

-Yo no te mentiría Dalayn. No se que ha pasado, pero somos tus amigos. Khandar, Kibashi, aunque no lo parezca....yo. Dalayn, para. Deja resistirte, o tendremos que ser más contundentes...¿Que tal Kibashi?-Khandar hizo una señal. Estaba bien-venga Dalayn. No te guardamos ningun tipo de rencor, aunque nos estes entorpeciendo...venga. Para.