Vhirendärsil

-Ya lo se. Por desgracia

- No pienses en ello. No pienses en nada.

Lo besé con ternura, acariciándolo dulcemente.

-Eso estaría realmente bien-la abracé muy fuerte.

Lo miré fijamente entre sus brazos.

- Entonces hazlo.

Sonrei y la bese con pasion

Respondí a su beso y me dejé llevar por sus caricias. Perdí la noción del tiempo y del espacio. Sólo existíamos Vedrick y yo, y todo lo demás no importaba.

La luz entraba por el fragmento invisible de la pared. Me levanté con cuidado para no despertar a Dalayn. Me empecé a vestir

Los rayos del sol atravesaron mis párpados y me di la vuelta. Busqué a tientas entre las sábanas, y al hallarlas vacías, abrí los ojos. Busqué a Vedrick con la mirada.

- Buenos días... - bostecé.

-Buenos dias ¿que tal has dormido?

- Mmm... bastante bien - dije mientras me incorporaba, sentándome y abrazándome las rodillas por encima de la sábana -. ¿Y tú?

Sonrei.
-No he dormido, no tenia sueño. Ya dormí anoche. Suficiente.

Le sonreí.

- Muy propio de ti. ¿Y qué has estado haciendo mientras, si puede saberse?

-Hablando con Saabath...nada interesante

- Ya veo... Bueno, creo que es hora de levantarse.

Me desperecé y busqué mi ropa. Me vestí, me lavé la cara y me peiné.

- Bueno, supongo que ahora estoy más presentable. ¿Tú qué dices, que llevas ahí todo el rato parado mirando?

-Que me gustas vestida y desnuda.

Me sonrojé un poco.
- ¿Ah, sí? - sonreí, acercándome a él provocativamente -. Mira tú que casualidad, que tú también me gustas de las dos maneras. ¿Pero cómo te gusto más?

-Pues depende de la ocasion. No es lo mismo-sonrei con picardia

Pasé los brazos alrededor de su cuello.

- ¿Ah, sí? Y ahora - lo besé apasionadamente -, ¿cómo te gustaría más?

-Desnuda estabas preciosa

Me reí.

- Podrías haberlo dicho antes... ahora me da pereza desvestirme de nuevo.

-Jiji...nah. Ahora no es momento. Supongo que los elfos vendrán a buscarnos pronto.

- Bueno... entonces esta noche te haré un regalo - lo besé de nuevo, y en ese momento se oyó un golpe en la madera.

- Podéis pasar.

Una sacerdotisa elfa entró y nos saludó con una tenue inclinación de cabeza.

- Se os requiere en el gran salón para desayunar y empezar vuestro aprendizaje.

-Os seguimos

Caminamos por una estrecha pasarela sobre el suelo hasta llegar a un gran árbol en cuyo interior había dispuesta una gran mesa con grandes cantidades de alimentos, y al menos medio centenar de elfos, la mayoría ya sentados en sus sitios. Vedrick y yo nos acomodamos en un lateral, y al mirar la comida hice una mueca.

- Vaya, olvidaba que los elfos sólo comen vegetales... En fin... menos mal que es sano...

-Todo lo sano que quieras. Pero esto no me satisface lo más minimo