Alrededores de los Bosques Nevados

- Ni lo pretendo. Pero mientras usas tu magia yo seré la que te salve el pellejo, y cuando tu energía se consuma soy la única que podrá hacer que sigas en pie. Tenlo en cuenta. Nadie es prescindible aquí. Cada uno hace lo que puede.

Escupió. Parecía que eso le había dolido.
-No te necesito para nada. Por mi te puedes quedar de brazos cruzados. Llevo mucho tiempo en esto, y he pasado por verdaderas calamidades....y mirame, aquí estoy.

- ¿Sí? ¿Y cuántas veces te has enfrentado al Sistema? ¿Cuántas veces te has enfrentado a varios ocultistas de élite a la vez? Tienes tan poca experiencia en eso como yo, así que no presumas tanto. Pienso ser tu sombra en batalla, tanto si quieres como no. Ordenes de arriba - señalé al árbol.

-Que sabrás tu de mi-se tranquilizó-mucho cuidado con lo que pides. Ser mi sombra acarrea ciertos riesgos.

Sonreí.
- Ya sé. Lo tuyo son las sombras. Bien, asumiré el riesgo. Creo que me he enfrentado a peores cosas que esas.

Se acomodó contra el tronco del árbol.
-Entonces hasta el próximo combate, Lady Dalayn

- Hasta el próximo, Lord Kibashi - dije con sarcasmo -. Espero que tarde mucho en llegar.

Saqué el libro que me había dado Drezan y con un sencillo hechizo de luz que había aprendido hacía unos días, me puse a leer.

Observé la escena. Me acomodé y me heché a dormir

Tras unas horas, cogí un poco de agua y la vertí en el suelo hasta que se formó un pequeño charquillo. Antes de que la tierra la absorbiera, pronuncié unas palabras, pasando la mano por encima. La superficie se rizó y se hizo plateada.
- ¿Drezan?
- ¿Dalayn? ¿Eres tú?
- Sí, soy yo. ¿Cómo te encuentras?
- Bien, ya te lo dije ayer, no te preocupes. ¿No estás durmiendo?
- Hoy me tocan las guardias, hemos tenido combate esta mañana. ¿Cómo sabes que no estoy durmiendo?
- Bueno, después de hablar con soñadores durante varios años, sé diferenciar la manera que tienen de entrar en la mente.
- Mmm, vaya...
- Creo que debería llamar a Julien, el muchacho que me ayudó. Me parece que conoce una manera de hablar en los sueños sin necesidad de estar dormido, lo cual es más seguro que hablar así. Deberías aprenderla, te será útil, además de otras cosas. Creo que con la magia te defiendes bastante bien, y ese libro contiene sólo unos pocos hechizos caseros.
- Como quieras.
- Bien, espera un momento...
La superficie del agua permaneció lisa varios minutos, hasta que sentí otra conciencia a través de ella. Pero ya no hizo falta susurrar en voz alta. Las palabras y las enseñanzas del soñador llegaban directamente a mi mente, igual que mis preguntas, aunque seguía atenta a lo que ocurría a mi alrededor. Que era nada, por otra parte.

Dormi en torno a un par de horas. Después simplemente me quedé alli quieto

Después de varias horas parecía que podía mantenerme en trance varios minutos, aunque tampoco quería hacerlo durante demasiado tiempo por si ocurría algo, ya que en ese momento abandonaba el mundo para internarme en otro y perdía la noción de todo lo que ocurría a mi alrededor.
Cuando quedaban unas pocas horas para el amanecer, dejé a Drezan y a Julien descansar, y yo me puse a ordenar las cosas para poder partir en cuanto se despertasen todos.

Las luces del alba se empezaban a dejar ver.
Bajé del árbol y me dirigí hacia Dalayn. Kibashi me siguió.
-Hora de partir.

Asentí.
- Khandar, Etsuko, ¡nos vamos!
Empezamos la marcha. Etsuko y yo desayunamos mientras andamos.
- Vedrick, por aquí tiene que haber animales grandes para cazar, ¿no? Es que apenas queda nada...

-Humm......siempre me toca a mi-me interné en el bosque.

- En fin, pensaba ir con él, pero bueno... - suspiré. Khandar me explicó lo de la espada de Etsuko y le eché un vistazo. Si conseguía ponerla a punto, podría hacer maravillas con eso.

PD: Voy a secarme el pelo. Ahora vuelvo.

Avanzaba cauto y en silencio. Todo fuera por la comida. Me paré en seco. Miré al suelo. Pisadas. Bastante grandes, pero con forma de pie humano.....humanoide.
Lo extraño es que estaban llenas de ceniza. Observé los alrededores. Había bastantes. Todas seguían una especie de sendero a través del bosque.
-Yo tambien las vi antes de encontraros-era Kibashi. No me habia percatado de su presencia. NO sabía como lo hacia, pero era indetectable-se que hay elfos oscuros por los alrededores, pero son demasiado grandes para esos estirados.
-Si....y mira....es como si sus pies hubiesen abrasado al mismisimo polvo y la tierra.

Observé que Kibashi también había desaparecido.
- ¿Y si los esperamos ahora mientras entrenamos? Khandar, ¿te apuntas?
- Por supuesto.
Le mostré a Etsuko lo que pretendía que consiguiera y comenzamos a entrenar.

-Suponiendo que cada uno tenga dos piernas, al menos son ocho.
Asenti.
-De gran tamaño, por la profundidad de sus pisadas. Parece que van en dirección opuesta a la nuestra....
Kibashi siguió observando.
-Esto me suena....
-¿De que?
-No lo se, pero esto me suena mucho. Pisadas llenas de ceniza-su tono de voz cada vez era mas bajo. Estaba concentrado. Yo seguí mirando las pisadas, y las seguí. A los 20 metros, las pisadas se dispersaban y se internaban en el bosque. El grupo se había dividido.
-Humm.....cada uno por un lado-me paré a pensar-¡Una emboscada! ¡Una emboscada!
-¡Demonios...Demonios de ceniza!-exclamó Kibashi al mismo tiempo

Estaba intentando que Etsuko lanzara más rápido la cadena, cuando Khandar se paró en seco.
- Chicas, ¿no oléis raro?
- Khandar, ten un poco de decoro - ironicé, pero lo cierto es que yo también había empezado a oler como algo que se quemaba -. Esperad.
Cerré los ojos y me concentré en la energía de alrededor. Entre los múltiples puntos que se suponían que eran los árboles, percibía puntos de energía extremos, de un color rojo bermellón.
- Tenemos compañía. Etsuko, mantente cerca de Minäresse por si acaso.
- Poneos detrás de mí - Khandar se adelantó un poco, escrutando el bosque.

-Rápido....se abalanzarán sobre ellos. Joder, joder....
Kibashi no decía nada, pero avanzaba deprisa.

La temperatura empezó a subir por momentos, y algunos árboles cayeron alrededor nuestro. La aguda vista de Khandar vio al enemigo antes que nosotras.
- Etsuko, vete. Tu cadena no va a servir de mucho. Dal, prepárate, son demonios de ceniza.
- ¿Demonios de qué?
Pero a Khandar no le dio tiempo a contestar. Se abalanzaron sobre nosotros y solo pude sacar las espadas y empezar a dar batacazos a diestro y siniestro, intentando darle tiempo a Etsuko para que huyera. Se quedó mirando y le grité.
- ¡Vete! ¡No puedo protegerte ahora! ¡Son demasiados!
Unos cuantos se adelantaron, pero envié una bola de energía que les hizo volar por los aires. La yegua y su jinete desaparecieron y los demonios nos rodearon. Khandar y yo nos miramos, y sonreímos.
- Démosles una lección.
Una fuerte brisa empezó a soplar y yo solté mis dagas élficas, que empezaron a dar vueltas alrededor, cortando todo lo que veían a su paso.

Todos los demonios se quedaron quietos. Paralizados. Sus sombras se habian unido a la de Kibashi.
-Vosotros dos, teneis 3 putos segundos para salir de ese circulito de demonios-Khandar cojio a Dalayn en brazos y los sobrevoló. Se pusieron detras de Kibashi, que deshizo el hechizo-niña, las dagas le haran una mierda....y tu, Khandar, no te pases con el viento, no sea que la prepares gorda. Vedrick....cuando quieras-la tierra se movio y encerró a los demonios en una cupula. Apareci en escena.
-Un consejo....a volar de aqui....¿Donde esta Etsuko?

- Hice que se fuera - empezaron a oírse golpes dentro de la cúpula y le apliqué energía para darnos más tiempo. Echamos a correr -. Por cierto, las dagas son mágicas, algo tenían que hacer, digo yo. ¿Qué hacen todos esos demonios aquí?

-No tenemos ni idea....pero son un enemigo bastante correoso....y superior. Da igual cuantas veces le des....hasta que no eliminas su fuego interior, se seguiran levanatando....Kibashi...busca a la otra humana
Se escuchó una queja, pero acepto y desapareció.

- Vale, ahora entiendo lo de las dagas - suspiré. Genial, mientras siguiera siendo una ignorante, Kibashi seguiría a la carga.
- Vedrick, los demonios de ceniza tienen que ser invocados. Alguien está detrás de esto.