Río del Norte

- Bueno, pues nada... Lo que tú digas - me rendí definitivamente. Cuando no quería hablar, no había manera de sacarle una palabra.

Continue en silencio.

Continuamos caminando. Vedrick había dejado de quejarse, pero seguía con mala cara. En fin, yo no podía hacer nada, muy a mi pesar. Supuse que quizá Taern sería capaz de sacarlo de su mal humor. En cierta manera, eso me molestaba un poco. Taern conocía aspectos de Vedrick que para mí todavía eran un misterio y que, probablemente, seguirían siéndolo. Sabía que ambos me habían ocultado cosas durante nuestro trayecto en Kenzerabiert, muchas conversaciones cortadas, alguna que otra mirada... pero bueno, tenía que aceptarlo. En cierto modo, nos habíamos conocido apenas un par de meses atrás, no podía esperar más, y aunque me hubiera gustado que confiara un poco más en mí, yo no podía pedirle nada más. Había hecho demasiado por mí, y yo no podía dejar de sentirme culpable por ello. Así que no estaba en disposición de exigir nada, ni quería hacerlo. Aceptaba las cosas tal y como estaban, pues, para qué iba a mentirme, parecían estar bien.

Después de estar reflexionando un buen rato sobre todo lo que había ocurrido en las últimas semanas, me adelanté y me puse a hablar con Drezan para aprender a controlar lo mejor posible mis poderes y aprender todo lo que pudiera antes de que se marchara al día siguiente.

Mientras estaba en silencio, vigilaba constantemente mi entorno

Comimos por el camino, sin pararnos a descansar. Drezan parecía estar en plena forma, y bastante descansado. Al parecer, al día siguiente no le costaría mucho hacer el hechizo para volver a Nearabyss.

Como me aburria, pero no estaba de humor para hablar, empece a repasar conjuros, formulas y runas mentalmente.

LAs montañas se recortaban frente a nosotros como agujas. Sin embargo, a nuestro alrededor, la hierba era verde y fresca, y el río continuaba a nuestro lado, limpio y cristalino. Drezan y yo seguimos hablando sobre magia, y luego pasamos a hablar sobre mi madre, y sobre aspectos que recordábamos de ella. Me reprendía a mí misma por no ser capaz de recordar demasiados detalles ahora, aunque su muerte no estaba muy lejana, pero drezan parecía tenerlos muy vívidos en su memoria. Lo escuchaba con atención, y de vez en cuando soltaba alguna risa cuando contaba alguna anécdota graciosa de sus años de aprendizaje.

Un olor dulzon y agradable empezo a invadir el ambiente.

- ¿Qué es ese olor? - pregunté, esperando que alguien me respondiera.

-Un zancudo.....ni se os ocurra parar de caminar...continuad recto.

Llegue a un lugar que tampoco conocia, no veia nada a mi alrededor...no me lo podia creer, de nuevo me habia fallado, ¿para que los queria si me controlaban a mi?
.-Tendre que repasarlos y practicarlos, porque como siga asi me controlaran a mi.-Decia mientras esa fuerza de nuevo me guiaba en busca de nada ¿Que seria?

- ¿Y qué se supone que es un zancudo?

Por mucho que lo intentaba, seguía siendo una total ignorante.

-Una bestia de mucho cuidado.....atrae a las presas, y las devora.

- ¿Se supone que intenta atraernos? Porque yo no tengo la más mínima intención de acudir...

-Normalmente no se alimenta de humanos, por eso su cebo no te atrae en demasia.

- Bien, ¿y cuánto calculas que tardará en... cómo decirlo... abandonar su presa?

-El se queda quieto, esperando. Si nos alejamos, no nos atacara. Esperara hasta que alguien caiga.

Me tocaba vagar de nuevo por un lugar desconocido, por una fuerza desconocida...bonita forma de estrenarme en este nuevo mundo por mis poderes. ¿Me seran de util alguna vez?¿O seguire vagando siempre?-Me preguntaba en mi interior.

De repente note una energia extraña.
Tras un breve comentario con Saabath tome una decision.
-Adelantaos, ahora os alcanzo....revisare la zona.

Este lugar cada vez me era mas raro, ya que sentia y veia, mis poderes se alborotaban, como si presenciaran algo extraño.

Apareci ante la mujer. No parecia un emisario de Torre Oscura, pero no estaba dispuesto a arriesgarme. Me asegure de que la capucha impidiera que se viera mi rostro.
-¿Quien te envia, mujer?

Levante la cabeza y vi ante mi a alguien, no se distinguia su cara, solo una capa.

-No me envia nadie.-Dije secamente.-¿Quien eres tu, misterioso?

Asi que no la enviaba nadie.......
-Eso no te importa lo mas minimo.....¿Que has venido a hacer a este lugar?...lejos de la civilizacion para una mujer

-Creo que a ti tampoco te importa lo mas minimo.-Dije devolviendole la misma moneda.-Y deberias saber que las apariencias a veces son erroneas.-Dije mientras lo miraba duramente.

Realmente no parecia de Torre Oscura. Pero la sensacion que habia notado procedia de ella, estaba seguro.
-Deja de mirarme asi