Habitación de Dalayn

- Pero ayuda, ¿verdad? Reconoce que si pudiera controlar a Ackazoe yo sería más fuerte. No necesitaría tanta energía. No tendría que llevar un sello y vivir con el temor a que falle. Estaríamos más seguros. No se trata sólo de poder, se trata de tranquilidad, Vedrick.

-Tranquilidad...me temo que de eso no tenemos ahora...con tu elemental o sin ella. Lo que necesitas es experiencia, no poder. Mucho poder, sin control, es lo peor.

- De momento controlo mis poderes. Tengo que adquirir más experiencia en el plano onírico, pero por lo demás, me parece que mis aptitudes son aceptables. No tanto como las vuestras, pero de momento es lo que hay. Intentaré mejorar todo lo que pueda.

-Esa es la actitud-me quedé mirandola, al menos diez minutos. En silencio-querrás dormir...o algo, me voy

- Puedes quedarte si quieres, no me molestas. Hace tiempo que no eres lo último que veo al cerrar los ojos, no al menos físicamente.

Sonreí.
-Esta bien. La verdad es que yo tambien te hechaba de menos

- Siento haberte hecho pasar por esto. No te lo mereces. Incluso intenté matarte. Deberías detestarme como Kibashi y sin embargo estás aquí. No me lo merezco.

OFF: echar... sin H...

-Bah, no te preocupes por eso. No tiene importancia. No eres la primera persona que quiere matarme-sonreí ampliamente.

Off: Gracias

Me incorporé hasta quedar sentada en la cama. Me incliné hacia Vedrick y lo besé bajo el mentón.

- No tiene gracia, pero te lo agradezco de todas formas - susurré junto a su oído.

Al hacerme para atrás, apoyé la espalda en la cabecera de la cama con una amplia sonrisa.

- Tengo un regalo para ti.

-¿Un regalo? Vaya...eso no me lo esperaba.

- Lo tenía desde hace tiempo... por suerte Ackazoe no se deshizo de él.

Me quité uno de los dos colgantes que pendían de mi cuello y lo pasé por su cabeza hasta que también quedó colgando. Toqué la madera con forma de flor de cerezo antes de dejarlo caer.

- Es para que podamos hablar a distancia sin necesidad de que yo entre en trance. Sólo tienes que visualizarme en tu mente y pensar lo que quieres decirme, ya sean imágenes o palabras, y yo te oiré. El proceso también es inverso, por lo que yo también puedo responderte. Julien y Drezan me enseñaron a hacerlo y encantarlo para que funcionara. Quise que tú tuvieras uno, pero no tuve oportunidad de dártelo.

-Muchas gracias. Esto podía haber sido de utilidad en el pasado...esperemos que tambien lo sea en el futuro-sonreí-te has vuelto una encantadora experta ¿eh?

- Bueno, dije que intentaría mejorar... Supuse que si aprendía magia nos sería de utilidad, así que exploté a Julien al máximo - sonreí -. Por cierto, ¿cómo está Taern?

-Está bien. En estos momentos estará alejándose hacia un lugar seguro. No es que sea muy bueno en el campo de batalla, y prefiero que esté a salvo

Asentí lentamente. Me quedé mirándolo varios minutos en silencio, recreándome en su rostro. Verdaderamente, mis sueños y mis recuerdos no le hacían justicia. Reprimí un bostezo.

- ¿Tienes cosas que hacer?

-En estos momentos no. Tal vez descansar un poco.

- ¿Te importaría quedarte conmigo? Creo que voy a dormir otra vez... - esta vez no pude evitar bostezar, y luego me reí -. Sí, creo que toca dormir.

-Oh, por supuesto que no me importa. Duerme tranquila.

Volví a meterme entre las sábanas, cogiéndole la mano con suavidad.

- Te quiero.

Me quedé admirándolo hasta que los ojos se me cerraron y me quedé dormida.

Sonrei. Yo tambien cerré los ojos. Quedándome en ese trance entre el sueño y la vigilia

Buceé entre los sueños, asegurándome de por medio de que Ryan seguía bien. No quería molestarlo hasta que despertara, así que velé su sueño durante un buen rato y después me sumí en un sueño reparador.

Cuando abrí los ojos de nuevo ya había anochecido, y la luna brillaba a través de la ventana, haciendo brillar el perfil tranquilo de Vedrick. Sonreí y me lo quedé mirando sin emitir sonido alguno.

Estaba relajado, por primera vez en mucho tiempo. No me di cuenta, pero bajé la guardia y me dormí profundamente.

Tras un relato observándolo, me cercioré de su respiración acompasada y sus músculos relajados. Me sonreí al ver que dormía.

Me levanté y busqué algo de ropa limpia en el armario. Sólo había un par de túnicas largas. Servirían mientras estuviéramos allí. Cogí una capa también, pues el aire venía helado.

Antes de salir por la puerta, besé a Vedrick en la frente y lo tapé con las sábanas, y después fui a buscar un sitio donde darme un baño.

Notaba como Saabath se expandía por mi cuerpo, para protegerlo mientras descansaba. Me abandoné a los sueños. No despertaría hasta el amanecer.

Después de bañarme me comunicaron que Rai se había despertado. Fui a su habitación no sin antes pasar por la mía para ver si Vedrick seguía durmiendo. Después pasé toda la noche con Ryan, hablando de todo lo que había ocurrido, intentando hacer que se sintiera mejor. Se sentía culpable por lo que me había pasado, y me pidió perdón tantas veces que luego no sabía cuántas habían sido.

- ¿Y no podemos intentar lo que dijo Welmevir?

- ¿El qué? ¿Matar el cuerpo en el que está alojada Ackazoe para que quede liberada? No sé hasta qué punto eso es seguro, Ryan. Puede que Ackazoe se marchara, pero también es posible que se quedara dentro de mí.

- Pero si tú tienes razón y esa actitud prepotente la tiene porque su alma ha sido corrompida por haberse ligado tan estrechamente a un humano, entonces quizá cambiara.

- Aun así, seguimos sin saber qué podría ocurrirme a mí. Aunque las ligaduras no son tan fuertes como en los Ocultistas normales, mi cuerpo está unido a Ackazoe. No sé qué podría ocurrir si destruyera el suyo.

- Y por eso quieres irte.

- Necesito respuestas, Ryan.

- Entonces, ¿qué voy a hacer yo? No puedo luchar con esto - levantó el muñón -. La izquierda no se me da demasiado bien.

- Come lo que te han traído, descansa y mañana veremos.

A regañadientes, me obedeció y comió, aunque decía que no iba a volver a dormirse. Sin embargo, seguía cansado y le dolía todo, así que pedí que le pusieran algún calmante en la bebida. Éste no tardó en hacer efecto, y al poco rato se quedó dormido de nuevo. Me quedé velándolo hasta que el cielo empezó a clarear, lo que indicaba que sólo quedaba apenas una hora para que amaneciera.

Regresé a mi habitación y me senté en el suelo junto a la cama, acariciando con suavidad el cabello de Vedrick. Apoyé la cabeza sobre el colchón, a la altura de su rostro, sonriendo y sin cesar de mirarlo. De vez en cuando, soltaba alguna risita por lo bajo, cuando pensaba que era la primera vez que lo veía dormir como un niño.