Ciudad de Rinnmain

al medio dia ya lo teniamos todo comprado, nos dirigimos a la posada, lo dejemos todo en la habitacion y bajemos a comer

-Nos iremos mañana al amanecer, ¿te parece bien?- dije.

-Si claro, stoy de acuerdo- dije yo- y que te parece si sta tarde vamos a ver un poco la ciudad?? no tenemos nada que hacer

-Sí, anoche vi un mirador en lo alto de la ciudad con unas vistas alucinantes, podriamos subir allí.

-claro, y ya de paso vemos hacia donde tenemos k ir mañana

terminemos de comer, subimos un momento a la habitacion y luego salimos otra vez a la ciudad, deje que me guiara por sus calles hacia el mirador

Recorrimos toda la ciudad, y en lo más alto, cerca de un gran castillo, había un mirador, llegamos allí cuando estaba ya atardeciendo, desde allí se veía todo el Bosque Nevado, y la luz del atardecer arrancando destellos a la nieve.

-Es muy bonito - dije yo, y de verdad lo era, aunque no era lo mas bonito de el paisaje- un espectaculo precioso, que lastima que dentro de poco ya no veamos tanta vegetacion....- dije nostalgico- pero weno en fin, siempre me kedara algo bello que mirar

-Todo tiene su belleza, a su manera, pero veo que no tiene¡s muy buena concepción del norte- pronuncié estas palabras con un ápice de nostalgia- y hay muchas plantas que seguro que no has visto en tu vida, plantas que sólo pueden sobrevivir a temperaturas muy bajas.

-Si? y me vas a enseñar esas plantas?? y esa belleza del norte??

-Claro, aunque a lo mejor no te gusta, de todas formas yo te lo enseñaré.

Nos quedamos en silencio, mirando al horizonte hasta que el sol desapareció y empezó a oscurecer.

Al poco tiempo ya habia oscurecido totalmente

-Bueno volvemos ya?- ella asintio, y nos dirigimos otra vez a la posada, que esa noche estaba bastante abarrotada

La taberna parecía estar abarrotada de comerciantes y personajes extraños, todos hablaban unos con otros y pude oir que comentaban algo sobre un baile en el castillo el día siguiente, la verdad es que el asunto no me llamaba mucho la atención así que subimos a la habitación.

Nos acostemos igual que la noche anterior, estaba muy cansado pero aun asi no podia dormirme, asi que me quede escuchando el ruido lejano de la taberna

Por la mañana, al amanecer, abandonamos la posada, la ciudad estaba tranquila y no tuvimos ningún problema para salir de ella, una vez fuera, estuvimos toda la mañana cabalgando sin descanso.