Habitación de Daenerys

Mi habitación está situada en la parte alta del castillo, con ventana al este. Es una estancia grande, y puesto que no me gusta el calor es ideal para mí porque es la más fría de todo el castillo. Tiene una gran puerta de cristal que da a un balcón con una balaustrada blanca. En el interior, enfrente de esta puerta, está la cama, cubierta con un fino edredón de color violeta, es una cama grande y muy confortable. El una de las paredes hay un gran armario donde hay algo de ropa de mi talla y donde guardo mis pertenencias. Al lado hay una mesa con candelabros iluminados por medio de magia, al igual que un montón de antorchas que cuelgan de las paredes, todas ellas iluminan con el tono de luz que yo quiero que lo hagan en cada momento. Al lado de la cama hay una pequeña mesa con una lampara y al otro lado de la habitación hay una chimenea que yo nunca utilizo.

Entré en la habitación, aquella en la que siempre me había alojado yo. Dejé mis cosas sobre la cama y me apresuré a abrir la ventana y salir al balcón. Había unas vistas preciosas, se veía el final de la selva con los montes detrás desde donde todas las mañanas aparecía el amanecer. Después de tomár un poco el aire busqué en el armario algo de ropa para cambiarme, me puse unas botas nuevas y un vestido corto azul oscuro, ceñido con un cinturón plateado. Metí mi daga en una de las nuevas botas, cogí a Sildereth, mi espada de acero valyrio, y guardé mi otra espada en el armario. De repente me entró hambre, llevaba varios días casi sin comer, así que me puse mi capa negra con su capucha y bajé al comedor.

Entré en mi habitación, me cambié de ropa y me asomé al balcón, estaba empezando a anochecer y unas nubes negras cubrian el cielo amenazando con tormenta. Me quedé ahi un buen rato... me encantaba sentír el aire fresco. Al rato me aburrí y bajar abajo... para aburrirme allí.

Después de dar varias vueltas por el castillo entré a mi habitación y me quité la ropa mojada, me puse unos pantalones de cuero ceñidos por dentro de las botas y una camisa con un corsé encima. Me apoyé en el quicio de la puerta del balcón para contemplar la tormenta en el cielo que ya estaba oscuro.

Escuché un ruido que venía del pasillo, como si se hubiera caido algo, abrí la puerta y me asomé al pasillo, era Valeryon que había tirado una antorcha, estaba todo mojado.

-¿Qué haces ahí parado?- le dije.

Abrio la puerta y pude ver de refilon su habitacion, me cojio con la antorcha en la mano y totaaaaaaaaaaaalmente calado hasta los huesos, ella me miraba con cara de interrogacion... dios que verguenza, como podia ser tan patoso, solo pude decir una cosa:

- eeeeeeeee... pues yo.... bajaba de.... esto.....- y solté un gran estornudo... la cosa empeoraba

Lo miré con un cierto ápice de ternura, poco frecuente en mí.

-Deberías cambiarte de ropa- le dije.- parece que te estás resfriando.

le conteste rapidamente:

-eeeeeeeeeeee si si, ya voy, perdona por despertarte a estas horas, pero yo no soy de mucho dormir y no sabia que habia alguien encima de mi habitacion, y no te preocupes por el resfriao, los seres de fuego no estamos acostumbrados al la humedad....-mierda...eso valeryon muy bien... da mas pistas....

-Los seres de fuego...-repetí, cada vez intuía algo más- no estaba durmiendo, yo tampoco soy de mucho dormir.

-bueno pues em voy a cambiarme, que descanses.... mañana nos vemos- y le dedique una de mis sonrisas torcidas

Cerré la puerta y me acosté. Me dormí pronto. Por la mañana, me levanté temprano y me dirigí a la sala de entrenamiento.

Entré en mi habitación que olía a cerrado, después de tanto tiempo me sentí reconfortada al estar allí, abri los ventanales para que entrara el aire, me quité toda la ropa, sucia y raída, y me dí un baño de agua fría, después me puse un vestido corto fino azul claro y me metí en la cama, tardé poco en conciliar el sueño.

La luz del amanecer entró por los ventanales y fue iluminando poco a poco la habitación, me desperté, pero me quedé un rato acostada, disfrutando de la cama, de las sábanas... me levanté, en el armario encontré un vestidillo corto y unas botas, me las puse, me puse también mi capa, y salí de la habitación, sin olvidarme por supuesto de mi daga y mi espada de acero valyrio.

El dragon se acerco al balcon y se poso con cuidado en el, yo baje del dragon y vi como daenerys bajaba tambien de un salto, tenia el pelo revuelto de el aire, la mire y le dije:
- Bueno, que tal...?

-Muchas gracias, me ha encantado- me quedé mirándolo a los ojos- bueno, deberíamos irnos a dormir.

-Si claro - dije sin darme la vuelta - que descanses criatura, mañana nos veremos, buenas noxes - y me di la vuelta dirigiendome hacia trizerarkun

Contemplé como Valeryon se marchaba, entré en la habitación y noté algo raro en el ambiente, no sabía lo que era, a lo mejor estaba en mí, pero bueno, tampoco me iba a poner a pensarlo ahora. Me puse algo cómodo para dormir, y me acosté, al poco rato me dormí.

Me monte en el lomo de trizerakun y exo a volar, al poco me pregunto que a donde queria ir y le dije "me da igual, no me esperan en ningun lado, lo unico es k no tenemos k alejarnos muxo del castillo a partir de ahi donde quieras... no me importa"

Al poco rato mi sueño comenzó a alterarse, empecé a tener pesadillas, veía sangre por todos lados, y siempre el cuerpo de mi hermano muriendo, pero de repente el sueño cambió, vi una muchacha de pelo claro que caminaba por la nieve, entre unos árboles secos, llevaba una capucha negra... su rostro estaba intranquilo, de repente, a su alrededor comenzaron a aparecer montones de espíritus de aspecto diabólico, la acosában, la repudiaban, todos se acercaron a ella, comenzaron a zarandearla, a arrancarle pedazos de la ropa, ella corría pero los espíritus no acababan, estaban por todas partes, y de repente esas imágenes comenzaron a entremezclarse con otras, una mano de largas uñas clavándose en una piel pálida, gritos de dolor, todo mientras la chica seguía corriendo entre cientos de espíritus cadavéricos, las imágenes se sucedían una tras otra hasta que de repente ella calló al suelo... y yo me desperté, estaba sudando, y respiraba entrecortadamente. Intenté relajarme aunque me era dificil, poco a poco empecé a volver a la calma, cerré los ojos, desde luego no para dormirme, pero momentos después estaba en una especie de vigilia, que duró poco, pues sentí la presencia de alguien... o de algo, no sabía si estaba soñando o era real, pero agarré mi puñal, que siempre estaba cerca de mí... podía sentirlo cada vez más cerca, vi una sombra, no podía ser, tenía los ojos cerrados, pero estaba ahí, se aproximaba, sus pasos llevaban el sello de la muerte... y cuando estuvo tan cerca que pude sentir su aliento, me incorporé rápidamente con la daga en la mano... pero no estaba, no había nadie... tenía que haber sido un sueño, pero parecía tan real...

No podía dormir así que decidí bajar a la sala de entrenamientos a desahogarme un rato.

Entremos en la habitacion y nos sentemos en su cama, le dije donde tenia el botiquin y me indico la mochila que habia en una mesilla, saque las cosas y empezé a curarle las heridas con cuidado

No me gustaba que Valeryon estuviera en mi habitación, pero en fin, qué se le iba a hacer, mientras me curaba, mi cuerpo se estremecía al contacto de los ungüentos con las heridas.

Termine de curarselo y se lo tape bien para que no se le infectase, al terminar tenia todas las manos llenas de sangre, aquello no era normal que sangrara tanto, parecia no curarse
- Bien, creo que ya esta, yo ya me voy, nos vemos en la comida, sumlaris tenia que hablarnos del libro y tu tendras que contarle eso

-Si, nos vemos luego- Valeryon salió de la habitación, y yo me puse a darle vueltas a la cabeza, hasta que decidí que sería Sumlaris quien me explcaría qué era lo que había pasado exactamente.

Entré en la habitación, al amanecer partiría hacia el norte, y lo haría sola, dejé mis cosas preparadas y me acosté, pero no podía dormir, así que estuve pensando...

Oí que llamaban a la puerta, salí a abrir, era Valeryon.

-¿Quieres algo?-dije.