Camino hacia la Costa

Cambié de caballo para no agotar a Khenhènann y seguimos la marcha.

- Así que os conocéis desde la infancia... con razón.

Asenti.
-Estudiabamos juntos, y una vez que nos toco especializarnos, nos mandaron a la misma academia a estudiar, aunque nuestras especializaciones eran distintas.

- ¿Hay muchas academias?

-Bueno-empezo a decir Taern-en casi todas las ciudades importantes hay una, aunque suelen ser pequeñas y dedicadas a una sola especializacion.....las mas importantes estan perdidas por el mundo, aunque cerca de nucleos urbanos. Tanto unas como otras, son desconocidas para el resto de la gente. Solo los ocultistas saben donde se encuentran.....bueno, y los Archimagos encargados de hechizarnos tambien.

Asentí, y luego seguimos cabalgando en silencio. Los días pasaron rápidamente sin apenas problemas, sólo a la hora de decidir quién hacía las guardias y quién dormía, pero esos ya era habituales. Vedrick decía que ya quedaba poco.

El aire empezo a oler a sal. No tardamos en llegar al pueblecito. No era muy grande, pero tenia unos muelles bien preparados. Avanzamos hacia alli.
-Ahora a encontrar un barco en venta.

Yo hacía rato que me había olvidado del barco y todo lo que habíamos venido a hacer allí. Sólo podía mirar la enorme extensión de agua salada que se extendía ante mí, tan grande que llegaba hasta el horizonte y se confundía con el cielo. Nunca había mirado a mi alrededor y había visto a lo lejos lo que parecía una infinita línea recta. No había montañas, ni árboles, ni nada que estorbara a la vista. Sólo el mar.

Las palabras de Vedrick me sacaron de mis pensamientos. Bajé del caballo y los seguí por el muelle.

Examinamos los barcos hasta encontrar uno que satisfacia nuestras necesidades. Buscamos al dueño. No habia nadie por los muelles. La hora tenia la culpa. Econtramos al dueño en una tienda de pesca. No hacia mucho que habia abierto su negocio.
-Bien Dalayn, espera fuera, y si viene alguien, avisas.

En otras condiciones, habría discutido, pero en aquel momento me parecía más interesante observar el ancho océano que entrar en una tienda de pesca. Así que me quedé fuera, mientras Taern y Vedrick entraban.

Entramos. Desde el principio el hombre se asusto. Un tipo encapuchado nunca inspira confianza, y menos si era yo.
-Queriamos comprar su barco
-Eh......pues.....vera...
Me acerque al mostrador y saque una tira de cuero, en uno de sus extremos pendia una moneda. Se la mostre al hombre. Formule el hechizo en bajito. El hombre se quedo con la mirada perdida y un hilillo de saliva empezo a caer desde su boca. Guarde la tira de cuero y empece a cojer provisiones de la tienda, metiendolas todas en un tonel grande.
-Un hombre de bastante dinero ha venido a tu tienda-Taern hablaba al oido del hombre-te ha ofrecido 700 coronas por tu barco, y viveres. Una oferta que no has podido rechazar. Venia solo, era alto, con pelo negro y ojos marrones. Bien vestido, y olia a perfume. Parecia importante. NO te ha dicho donde iba con el barco-Taern me miro y asintio. Sali de la tienda con el tonel, y Taern detras de mi. Cerro la puerta del establecimiento y chasquee los dedos. El hombre salio de su ensoñacion. En ningun momento nos habia visto, solo a un hombre alto, con pelo negro y ojos marrones. Por supuesto, Taern se habia asegurado de dejarle un saquillo con la suma "acordada"
-Muy bien Dalayn, nos vamos

- Vaya, menuda rapidez - dije mientras los seguía por el muelle -. No os habréis hecho pasar por dos lindas mozas, ¿verdad? No dais mucho el pego.

Conforme nos acercábamos al barco, Khenhènann comenzó a inquietarse. Seguramente, no le gustaba el mar.

Montamos y preparamos todo. Hubo que agarrar a los caballos, pero una vez en la bodega se calmaron. Salimos de alli en cuanto pudimos. Taern se defendia a la perfeccion con los cabos, las velas, el timon.....yo le ayudaba en lo que podia. Una vez nos estabilizamos nos asomamos por la cubierta, mirando la inmensidad del mar.