Las Cuevas

Los rayos empezaron a caer uno por uno, cada vez más cerca. Khenhènann no dejaba de encabritarse y la herida de mi espalda se había abierto por el esfuerzo. Tiré de las riendas, intentando tranquilizarlo. El sendero se hacía cada vez más escarpado. Un rayo cayó a pocos metros de mí. Apenas me dio tiempo a hacer un escudo protector, tan débil que salí por los aires y aterricé en la fría roca. El nivel de nieve todavía quedaba muy arriba.

Cuando intenté levantarme, vi a lo lejos unas cuevas, hundiéndose en la roca, y dirigí al caballo hasta allí. Una vez dentro, Khenhènann pareció tranquilizarse un poco, lo suficiente para que yo pudiera apoyarme en su lomo. De poco sirvió. Las fuerzas me abandonaron y caí al suelo, desmayada.

Me debatía entre sueños. Veía imágenes pasadas sin ninguna conexión entre ellas... familia, amigos, luchas, árboles, sangre... Todo tenía un tinte oscuro que me hacía estremecerme, pero no quería despertar. Aquel sueño llevaba repitiéndose desde que salimos de Sodden... tenía que tener algún significado... tenía que tener algún fin...

Finalmente, mi mente se detuvo en una imagen en concreto. Mis padres, hablando. Apenas podía entender lo que decían, sólo llegaban a mi oído unas pocas palabras sin sentido. Las fui uniendo poco a poco, hasta que encontré algo de utilidad. Algo que se repetía. Un nombre.

Abrí los ojos. Estaba tumbada en el frío suelo, en la misma posición en la que había caído. Sentía un terrible dolor en la espalda, y llevaba toda la camisa empapada en sangre. La levanté un poco. La herida había vuelto a cicatrizar, aunque la costra todavía estaba húmeda.

Khenhènann seguía ahí, mirándome desde lo alto. Me agarré a él hasta que conseguí incorporarme. Entonces recordé todo. Vedrick.

Por todos los dioses, ¿cuánto tiempo había pasado? Ya estaba atardeciendo... seguro que más de una hora. Me coloqué la capa y subí al caballo con cuidado. Parecía más tranquilo. Empezamos a galopar sendero abajo.

Faltaba poco para llegar, cuando oí unos golpes y, seguidamente, una nube de polvo surgió del suelo no muy lejos de donde nos encontrábamos. Dejé el caballo de Vedrick y moví a Khenhènann para que se dirigiera hacia el lugar. Tardamos varios minutos en llegar, pues el terreno era cada vez más escarpado y tuvimos que encontrar otro sendero que subiera a la cornisa donde se había producido la nube de polvo. Cuando llegué, vi un cuerpo magullado en el suelo, que reconocí de inmediato.

Salté del caballo, a pesar del dolor de espalda, y corrí hacia él. Cuando lo vi, el alma se me cayó a los pies. Tenía heridas por todos lados. Lo tapé con la capa y le acaricié suavemente el rostro.

- Vedrick... por favor... - murmuré entre sollozos -. Vuelve, vuelve... por favor... vuelve... - le di un suave beso en los labios y hundí la cabeza en su pecho -. Vedrick, por favor... por favor... vuelve... te quiero...

Abri los ojos lentamente. Hacia un calorcillo agradable. Y tambien un olor agradable...aunq mezclado con el del sudor y la sangre. Oi una voz agradable aunq no sabia lo que decia.
-Dios, me duele todo el cuerpo

Levanté la cabeza.

- Eres un... estúpido... - le dije, golpeándolo suavemente en el hombro. Después, volví a besarlo largamente, con pasión.

Al fin me di cuenta de que era Dalayn. Saboree su beso un rato, despues me aparte como pude (ya que me tenia en su regazo).
-NO es que me moleste....pero estoy hecho polvo, necesito beber algo, y ademas creo que estoy sin ropa.

- Tienes una bonita capa. De momento te tienes que conformar con eso - reí cuando recordé la imagen que había visto cuando bajé de Khenhènann. En aquel momento no me había dado cuenta -. ¿Puedes levantarte tú, o necesitas ayuda?

-Malo ha de ser.....-me incorpore, no sin sufrir-...no es tan grave. Creo que solo son magulladuras de la caida.......Joder!!!!!! ¿y mis heridas? Hace unas horas estaba casi lisiado.....

Hice que se subiera al caballo, mientras yo iba a pie. Aun quedaba un buen trecho hasta abajo.

- Pues, esperaba que me lo explicaras tú. Creí que... bueno... no eras tú, ni Sabaath... pensé que... - a falta de capucha para ocultar mi rubor, bajé la mirada. Aquello sonaba demasiado cursi - que te había perdido.

La mire.
Saque algunas ropas de recambio de los fardos que llevaba en la silla. Tras vestirme empece a hablar:
-Sinceramente no se que ha pasado.....ni Sabaath tampoco...ninguno de los dos reconrdamos nada.

Cuando llegamos a las cuevas, dejamos los caballos dentro y lo recosté en una roca. Cogí de la bolsa uno de sus elixires y se lo tendí.

- Pues dijo que tú estabas dentro de él... tenía alas negras... enormes... y una piedra roja en el pecho... mató a los cuatro ocultistas... al menos a tres, que yo viera... Creo que, de alguna manera, sabía quién era yo... pero era... - traté de buscar la palabra exacta - no sé, por lo que vi... los elementales a su lado no son nada.

Me quede pensando un buen rato.
-No tengo ni idea.

Lo miré a los ojos.

- ¿Puedo pedirte una cosa?

-Claro....dime

Hice una pausa, intentando encontrar las palabras. Le apreté las manos con fuerza mientras lo miraba fijamente.

- Sé... que sólo lo haces en caso de necesidad... pero... aun así... tienes que prometerte que no intentarás transformarte hasta que sepamos qué ha ocurrido - por su expresión, supe que no estaba muy conforme, así que añadí -. Por favor, es lo único que te he pedido en todo este tiempo... hazme caso, aunque sólo sea por una vez. Por favor.

Quede pensando.
-Solo lo hare en caso de extrema necesidad.....aun asi tienes q pensar, que Saabath tambien tiene derecho a salir.

- Lo sé... pero, ¿y si no sale Sabaath? Vedrick... esa... criatura está dentro de ti... me dijo que no quería volver a entrar. ¿Y si te transformas en ella de nuevo?

-Puede que solo haya sido un caso aislado, tendre q consultarlos en la proxima sede

- Está bien.

Le di un leve beso en el cuelo y apoyé la cabeza en su hombro. Cerré los ojos, pero recordé que Vedrick estaría peor que yo incluso, así que volví a abrirlos de nuevo. Podría aguantar un poco más.

- Descansa, yo haré guardia.

-No tengo sueño......-me mire extrañado-estoy como nuevo. Salvo por los rasguños de la caida.

- Vedrick, todo esto es muy extraño. Tenemos que averiguar qué pasa - bostecé y rodeé su cintura con mis brazos. Cerré los ojos - Tiene que haber una explicación.

Lo besé una vez más y me quedé dormida.

La vi dormir. QUe calma.
Tenia razon. Habia pasado algo muy extraño, y ni Sabaath ni yo, sabiamos que habia sido. Lo que si sabiamo es que habia que tener cuidado. Deje a Dalayn durmiendo toda la noche.

Últimamente, dormir era una aunténtica pesadilla. Aquella noche no fue una excepción.

Estaba sumida en la más completa oscuridad. Al principio, todo estaba tranquilo, pero el ambiente empezó a coger tensión de pronto. Era como si algo fuese a pasar. Después de lo que me pareció una eternidad, una figura se perfiló entre las sombras. La reconocí al instante. La había visto aquella misma mañana, y esperaba no volver a verla nunca más. Quise correr, pero algo me retenía en aquel lugar. Estaba paralizada. Vi como la criatura se acercaba poco a poco a mí, con aquella sonrisa macabra que me hacía estremecer. Me acarició levemente la mejilla y sentí como mi piel se helaba bajo su contacto. Cerré los ojos. Quería huir. Pero no podía moverme. Sentí su frío aliento en mi oreja. Iba a decirme algo. Pero yo no quería escucharlo. Quería marcharme. Quería despertarme. Aquel ser abrió la boca y de él salió una voz que conocía perfectamente. No era el tono gutural que había utilizado aquella mañana. Sabía lo que iba a decir. No quería oírlo. Quería irme. Quería correr.

Grité.

En ese mismo instante abrí los ojos. Mi respiración era entrecortada. Estaba temblando.

La abrace.
-Tranquila.....ya paso......ya paso.

Rodeé su cuello con mis brazos y hundí la cabeza en su hombro. Todavía tenía grabada en la retina aquella imagen. Me preguntaba cuándo sería el día en que pudiera dormir en paz.