Jardines

Salí por la parte de atrás del castillo, que daba a los jardines, no había estado allí desde hace años, estaba precioso a pesar de lo nublado del cielo. Todo el suelo estaba cubierto de hierba salpicada de florecillas de colores, había caminos para pasear, y un montón de arbustos y arboles. Justo frente a la puerta por la que yo había salido había una gran fuente, como un estanque, con figuras de sirenas. Todo el jardín estaba lleno de multitud de flores distintas, rosas de todos los colores, muchos jazmines, en el aire flotaba un aroma indescriptible que me recordaba a mi infancia. Me dispuse a pasear por los caminos y Sumlaris apareció detrás de mí.

-Dany- dijo, yo me volví hacia él.- quiero hacerte entrega de algo.

-¿Y de qué se trata?- le dije.

-Verás, ¿te acuerdas de la ultima vez que estuviste aquí, los días previos a tu partida?.

-Si, no lo recuerdo todo, pero más o menos sí- lo miré con cara de impaciencia- veengaa, al grano.

-Siempre tan impaciente muchacha. No se si recordarás que Leiriel, tu yegua, estuvo de parto...

Empecé a intuir de qué se trataba el asunto.

-Bien, pues tengo una sorpresa para tí-me dijo- ven, sigueme. Me llevó a través de los caminos del jardín, hasta que llegamos a un arbol, donde detrás, pude distinguir la forma de un precioso caballo negro, me acerqué más a él y lo miré a los ojos, los mismos ojos plateados de Leiriel. Miré a Sumlaris con emoción contenida, lanzandole con la mirada una pregunta que no llegué a formular.

-Sí Dany- dijo él- es para ti, os dejo solos para que os conozcais.-dijo esto y se marchó.

Me quedé ante el caballo, de piel negra como la noche, acerqué mi mano a su rostro y lo acaricié, éste respondió a mi caricia.

-Parece que nos vamos a llevar bien...- me recordaba un montón a su madre, era como si su imagen siguiera viva en él- sí... te llamarás Araelfi, ¿te gusta?- el caballo relinchó como en un gesto de afirmación.

De repente comenzó a llover, se movía un viento fuerte, así que llevé a Araelfi a los establos y entré en el castillo.

La noche era clara y estrellada, muy calmada. De repente sentí una leve brisa helada, demasiado helada, y aquello no me gusto en absoluto. Vi una sombra detrás de un árbol que desapareció de repente, luego otra... otra, se movía a mi alrededor, se acercaban a mí, y portaban el hielo en su interior... me habían encontrado.

Una de las sombras se abalanzó sobre mí, era un espiritu de hielo, desenvainé rápidamente mi espada y con un agil movimiento le corté la garganta. A este le siguieron otros seis o siete que se lanzaron rapidamente sobre mí, guardé mi espada, cerré un instante los ojos y en mi mano apareció Valkiria, mi espada de zafiro, que conforme iba atacando a los oponentes iba desprendiendo un destello gélido.

Los había matado a casi todos, solo quedaba uno, parecía ser el más cobarte porque se había estado escondiendo tras sus compañeros. Guardé mi espada y lo cogí del cuello, transmitiendole un hechizo paralizante.

-Dile... que no acabará conmigo tan facilmente, y ahora si no quieres morir, vete de aquí tan rápido como puedas y no vuelvas la vista atrás- lo solté y este salió corriendo internandose en el bosquecillo que había más allá y perdiendose entre las sombras. Yo fui corriendo a los establos y preparé a Araelfí, después me dirigí a toda prisa al mirador del amanecer.

No encontré a nadie en el castillo así que salí a los jardines, noté como algunos árboles habían crecido, estuve un rato paseando por allí, hasta que me senté bajo un árbol y me quedé allí hasta el medio día.

Sumlaris vino a donde yo estaba y se paró frente a mí.

-¿Has dormido bien?- dijo.

-Si, ya echaba de menos una cama decente.

-Dentro de un rato será la hora de comer, ¿has visto a Valeryon, no se nada de él desde anoche?

No se por qué pretendía que yo lo supiera, al fin y al cabo el castillo era muy grande.
-Yo tampoco lo he visto- dije con indiferencia.

-Que raro, bueno, supongo que estará durmiendo aún... me preocupa la expresión que vi anoche en su rostro, ¿tú podrías explicarme algo?

-Vaya Sumlaris- dije con cierto tono de humor- con la edad te vuelves cada vez mas curioso- suspiré y hablé con tono serio- lo que quieras saber pregúntaselo a él, yo no soy nadie para decirte nada.

-Esta bien, nos vemos en la comida- hizo un gesto de despedida y se fue.

recorrimos los jardines repletos de flores y arboles y al rato empezemos a hablar de muchas cosas, no habiamos hablado nada desde que llegamos del viaje, y anque me dolises admitirlo exaba de menos su compañia, asi que fui directo al grano
- Tu crees que sumlaris sabe que paso algo enla cueva?? - dije serio mirandola fijamente, staba muy wapa bajo la luna, sta se reflejaba en sus ojos

-Saber no sabrá nada, pero lo intuye, se te nota que no eres el mismo, tu mirada refleja dolor.

En eso tenia razon, no podia quitarme ese velo que me cubria como una nube en un dia de sol, y en cierto modo era comprensible, no lo habia superado, suspire y mire las estrellas
- Son bonitas, siempre he querido tocar una...

Me sorprendió ver a Valeryon hablando de sus ensoñaciones, de sus utopías, y mirando al cielo con un anhelo que yo bien conocía.

-Tocar una estrella...mmm... y ¿hay algo más que siempre hayas querido hacer?

Claro que habian cosas que queria hacer, muchas cosas con sentidoy otras que no las tenia, pero en ese momento solo queria hacer una cosa, posible si, pero muy lejano a la vez, algo que no tenia explicacion simplemente era algo que aparecio que habia intentado esconder pero que cada vez crecia mas, aparte la mirada del cielo y mire a daenerys, a veces no es preciso mirar al cielo para ver una estrella
- Si, querria hacer algo

-¿Y podría saber qué es?- pregunté.

Aparte la vista de ella y puso los pies en el suelo, ¿es que era idiota? ¿en que estaba pensando?¿ a quien queria engañar? ella no me daria lo que yo queria, no era nadie, y menos para ella, asi que me deje de soñar despierto e intente que no se notara mi disgusto
- nada ... nada... tonterias

Noté como intentó evitar la respuesta, y comprendí que yo no era nadie para exigirle que me respondiera.

-Bueno no pasa nada si no quieres contestar, no era mi intención ser metiche.

- Si alguien puede meterse eres tu, una de las pocas personas que me comprende, es algo imposible, que a mi me gustaria que pasase pero imposible

-Si tú lo dices...por cierto- dije cambiando de tema- te ha dicho Sumlaris algo sobre el contenido del libro negro o sobre su utilidad?

-No, no me ha dixo nada, voy a preguntarle ya, a ver si asi se le olvida de preguntarme- en ese momento aparecio sumlaris y le dijo a danerys:
- Dany, te importa dejarme a solas con Val?? - dijo este- luego podreis seguir con vuestras cosillas, teneis toda la vida por delante, nos disculpas por favor?

-Si claro, y tampoco hacía falta exagerar tanto para decirme que me vaya- dije, me despedí y me fui al lado opuesto del jardín. Me senté al lado de una fuente, pensé de repente, que tendría que hacer algo con mi vida, que no me podía quedar en el castillo para siempre, pero... tampoco podía volver... ni tenía a donde ir, ni a nadie, aunque así era mejor, si no tenía nada, no había nada que arrebatarme.

Sumlaris me miró y empezó a hablar
-Bien Val, se acabo el huir, te he dado algo de tiempo para pensar, ahora quiero que me cuentes que paso en la cueva, es curioso que los dos se explayeis tan poco en el mismo punto no? asi que empieza, soy todo oidos- de nada servia engañarse asi que me rendi
- Pues bien, es algo complicado...- entonces le conte todo lo que paso y lo que vi en esa especie de vision, al parecer a el tambien le estaba afectando pues se sento y me miro con cara de miedo- y bien eso es lo que pasó
- Vaya.... no tenia ni idea, esto lo cambia todo, incluso lo del libro.... vaya lo siento mucho, espero poder ayudarte, ahora ve con dany, mañana al mediodia os espero a los dos para hablaros del libro, adios- y se fue murmurando entre dientes, yo em fui hacia donde estaba daenerys

Yo seguía sumida en mis pensamientos hasta que llegó Valeryon, que no traía muy buena cara.

- he tomado una decision - ya estaba cansado de vivir con miedo- una decision importante

-Cuéntame, te escucho.

Me puse en cuclillas y la mire a los ojos
- He decidido darle un rumbo a mi vida, no se ke me espera mañana, donde estare o como estare, si durare mucho o no, es como una gran niebla que ha habido siempre en mi futuro, y solo ha habido una persona que me ha iluminado entoda mi vida, ers tu, estoy cansado de intentar repetirme a mi mismo la misma mentira que no me creo ni yo, sobre todo ultimamente, no se si tu sentiras lo mismo o no, no lo se no soy adivino, pero no kiero seguir viviendo en una mentira a mi mismo, entiendes de lo que te hablo?

Me quedé completamente paralizada.

-Claro que te entiendo... pero has de comprender que hay cosas que no puedo darte.

-no te he pedido nada, solo te he dicho lo que voy a hacer de aqui en adelante, solo eso, solo queria que lo entendieras

-Si, y lo entiendo, sólo quería dejarlo claro.